Tarde de exposiciones

A cuestas con mi clavícula, he aprovechado el viaje de Lourdes a la capital para compartir durante unas horas la programación de alguna sala de exposiciones.

Primero la colectiva de ASPANOA en el Pignatelli, obligatoria por mi participación con fines benéficos para la Asociación, siento la satisfacción de ver mi pieza con el punto rojo, charrada con Antonio Rodes y disfrute de la mayoría de los cuadros. Por cierto, mañana en el mismo espacio se prepara un almuerzo con el ministro Clos, parece ser que la sala reúne las condiciones apropiadas, tal vez en los postres con el cava aragonés, se fije en mi mural y pretenda regalar a todo su equipo un F, Malo. Ya veremos…

Mi siguiente destino ha sido la Luzán de la CAI, tal vez la sala que más me gusta de todo Zaragoza, de siempre, expone el zaragozano Vicente Villarocha, grandes formatos de acrílicos, no es mi estética predilecta, en un despiste de las azafatas he mangado el catálogo de dos euros que aporta textos de personas reconocidas y las imágenes de la exposición.

Mis pasos me han conducido hasta el Palacio de Sástago, sede de los bomboncitos de la Diputación Provincial, he reconocido una vez más mi incultura en el mundo del arte.
El título de la exposición: “Pepe Cobo y sus máquinas”; solo lo he podido entender al final de mi visita, cuando he preguntado a la señorita que reparte las entradas, ella me ha explicado que el tal Pepe Cobo era un galerista muy importante de los que van a ARCO y que los artistas allí representados eran de su “propiedad”, me ha extrañado tanta variedad, fotos, dibujos, esculturas, montajes, de los ochenta, noventa, actuales,…
Realmente me han gustado pocas cosas.
Me queda la sensación de que con el dinero de todos los que pagamos los impuestos a la DPZ, traen una exposición de un señor privado que no sabe dónde meter tanta pieza y tan grande, que con la habilidad habitual de los que manejan estos hilos, consiguen introducirse en este circuito de catálogos, transportes, seguros, fotos, periódicos y suma y sigue.

La siguiente sala de la CAI, la Barbasán, tampoco me ha llenado de gozo.

La última búsqueda con el arte, me ha dejado más que satisfecho, el placer visual y sensual que he podido recibir puede llenarme durante muchos días. El museo Camón Aznar de la mano de Ibercaja presenta una selección de la obra de Santiago Rusiñol (Barcelona 1861- Aranjuez 1931). 34 obras enmarcan su gran trayectoria, un excepcional pintor, además escritor y dramaturgo.
¡Cuánto he disfrutado, suspirado y murmurado!
No voy a contar más historias, el que quiera conocerlo más: http://www.gaudiallgaudi.com/EP002.htm
Se acaba el 1 de abril, que suerte el haberla podido disfrutar!