San Mateo, ocho y media de la mañana.
Así pinta la primavera al inicio de la semana.
Se han acabado las fiestas pequeñas de San Mateo, comidas, bailes, vacas y vermut; y las amapolas allí, en su sitio, gritando al cielo.
Casi siempre nos creemos el centro del universo, y no es malo; mis hijos con la ilusión de descubrir necesitan acostarse al amanecer, desgaste de ejercicio y alcohol, peñas y música, alimento y juventud.
Y las amapolas allí, en su sitio, gritando al cielo.
2 comentarios
Fernando -
Recuerda que el domingo tarde está cerrado.
Beso grandote
María García de Valencia -