Por fin!, el Título.
Conseguí el título el año 1980 con la calificación de notable después de una reválida en la Llotja y un trabajo fin de curso. Lo tenía que firmar el ministro en nombre del rey en Madrid, según me contaron el título tuvo que hacer varios viajes hasta que lo enviaron en castellano para que allí lo pudieran firmar. Al final, tal como figura en el original se firmó el 7 de julio de 1987, siete años después.
Mi dejadez y pasotismo ante mi título, hizo que mi padre fuera a recogerlo personalmente tiempo mas tarde, pero al fin el título llego a casa.
¿Para qué me serviría el título?...
Hace pocos días me sucedió lo siguiente:
Una semana antes del inicio del curso escolar, me telefonearon de la Escuela de Artes de Zaragoza para comunicarme que había una plaza vacante de maestro de taller de cerámica y que salía la oposición al día siguiente, me incitaron a presentar la instancia a la vez que me comunicaban su interés para que pudiera formar parte del profesorado artístico de la Escuela.
Agradecido y asesorado, presente mi instancia vía internet y fax, al día siguiente (antes de que acabara el plazo a las 12 h.), en la misma Jefatura de Educación presenté mis credenciales como futuro maestro.
Las ilusiones querían invadirme aunque siempre he creído que el futuro está escrito en las estrellas
El lunes siguiente, consulté las listas de maestros, mi plaza era para otra persona, Mª Ángeles Barcelona, alumna recién salida de la propia Escuela y que también se había presentado, me superaba en puntos por sus méritos en titulaciones varias. La telefoneé para felicitarla y confirmar la realidad.
Es mi segundo intento para maestro en la Escuela de Artes de mi ciudad; está vez tampoco era el momento, es el destino, estoy mucho más tranquilo sin responsabilidades de profesorado, mi sitio está aquí en mi taller, por ahora
Mi dejadez y pasotismo ante mi título, hizo que mi padre fuera a recogerlo personalmente tiempo mas tarde, pero al fin el título llego a casa.
¿Para qué me serviría el título?...
Hace pocos días me sucedió lo siguiente:
Una semana antes del inicio del curso escolar, me telefonearon de la Escuela de Artes de Zaragoza para comunicarme que había una plaza vacante de maestro de taller de cerámica y que salía la oposición al día siguiente, me incitaron a presentar la instancia a la vez que me comunicaban su interés para que pudiera formar parte del profesorado artístico de la Escuela.
Agradecido y asesorado, presente mi instancia vía internet y fax, al día siguiente (antes de que acabara el plazo a las 12 h.), en la misma Jefatura de Educación presenté mis credenciales como futuro maestro.
Las ilusiones querían invadirme aunque siempre he creído que el futuro está escrito en las estrellas
El lunes siguiente, consulté las listas de maestros, mi plaza era para otra persona, Mª Ángeles Barcelona, alumna recién salida de la propia Escuela y que también se había presentado, me superaba en puntos por sus méritos en titulaciones varias. La telefoneé para felicitarla y confirmar la realidad.
Es mi segundo intento para maestro en la Escuela de Artes de mi ciudad; está vez tampoco era el momento, es el destino, estoy mucho más tranquilo sin responsabilidades de profesorado, mi sitio está aquí en mi taller, por ahora
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