Humo de la cocción en Naval.
Pasados dos o tres días de la cocida, antes de sacar las piezas del horno, era tradición en el alfar de Naval, compartir patatas con sardinas entre los hombres destacados del lugar, en aquella ocasión fui invitado junto al farmacéutico, el medico y demás personas que en aquella edad yo no podía definir su posición, pero podía presentir su importancia.
Al final de la tarde Paco con su ancho cuerpo se introducía por la estrecha abertura de la caldera del horno todavía caliente, las desgastadas zapatillas eran su única protección ante aquel infierno vivo, con una pala y los capazos sacaba al exterior las brasas todavía rojas de la gran hornada. Aquellas brasas servían para asar las patatas que mezcladas en la hortera de barro con las sardinas rancias serían el mejor manjar para celebrar la hornada.
Sabrosos bocados y tragos de vino entre intercambio de conversaciones bautizaban las piezas que a lo largo de los días siguientes se irían sacando poco a poco del horno.
En la foto: Humo de la cocción en Naval.
Al final de la tarde Paco con su ancho cuerpo se introducía por la estrecha abertura de la caldera del horno todavía caliente, las desgastadas zapatillas eran su única protección ante aquel infierno vivo, con una pala y los capazos sacaba al exterior las brasas todavía rojas de la gran hornada. Aquellas brasas servían para asar las patatas que mezcladas en la hortera de barro con las sardinas rancias serían el mejor manjar para celebrar la hornada.
Sabrosos bocados y tragos de vino entre intercambio de conversaciones bautizaban las piezas que a lo largo de los días siguientes se irían sacando poco a poco del horno.
En la foto: Humo de la cocción en Naval.
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