17 horas en la Expo (8).
Después de disfrutar de una buena interpretación de composiciones musicales para el cine, el anfiteatro reunía amantes del bacalao-tecno-d,j,s-máquina-o-como se llame, y en otro escenario pudimos escuchar ritmos tradicionales rumanos al son de agradables danzas de cintura femenina.
El broche de oro para el día mas largo, lo ponían nuestros amigos de la Bogus Band, con sus clásicos de la edad de oro del pop no pudimos reprimir el movimiento de nuestras piernas y el tarareo que nos acompaña desde hace treinta años.
La música engancha a las generaciones, Andrés mi hijo, a dos metros de Arrazola no se perdió ni una sola nota de su guitarra, al final Miguel Isac le regalo las dos baquetas de su batería. Todo un lujo.
A las dos de la madrugada se cumplían mis diecisiete horas en el entorno expo.
Hoy estoy fresco, tampoco es para tanto!
*la paliza se puede recomendar.
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