Final feliz.
Pieza a pieza se va componiendo la música de nuestro trabajo, nota a nota surgen los colores del mural.
Ningún imprevisto, ninguna rotura; esta complicada técnica nos da la primera satisfacción.
Amigos, familiares, vecinos y artistas atraídos por el mensaje del humo, se acercan a disfrutar del espectáculo plástico.
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