Jornada en Fuentes de Ebro.

Menos mal que alguien trabaja, que queda algún tornero de verdad, oficio y arte.

Entre presupuestos, llamadas de teléfono, kilómetros de coche, estudios de libro y universidad, visitas a obra y aparejadores, museos y papeleos, correos electrónicos y fechas de entrega, viajes al proveedor, algún ratico de Internet,… el tiempo pasa como el aire, el barro se escapa de las manos.

Menos mal que alguien trabaja, un profesional especialista y multiusos, con ganas, medios y preparación.

Ayer pasamos la jornada en el taller de Alfonso, en Fuentes de Ebro, preparamos muestras de las copias para el Museo de Albarracín, dimos marcha a las tejas de Fuendejalón, comimos a gusto en la fonda y sobretodo respiramos olor a barro húmedo, seco y cocido, un taller vivo, y que dure…

En la foto: Javier controlando la producción del torno, en Muel quieren mucho a Alfonso. No me extraña!… con esas manos que tiene!...