XXII CONCURSO NACIONAL DE CERÁMICA Ciudad de Valladolid.
Anteayer tuve el honor de compartir el jurado del Concurso Nacional de Cerámica de Valladolid con mis colegas Alberto Hernández y Carles Vives, el fallo lo publicaré mas adelante.
Hay que destacar la organización, hospitalidad y predisposición de ACEVA (Asociación de ceramistas Vallisoletanos), para el buen funcionamiento de este concurso que cumple su XII edición. El Ayuntamiento de la Ciudad y Caja Duero, materializan el esfuerzo de este colectivo.
Este año, por causas circunstanciales que desconocemos, el nivel de la participación ha sido bajo; se preseleccionaron 24 piezas a través de fotografía y algunas de ellas con notables dudas sobre la calidad de la obra.
Al poder ver las piezas físicamente, sus calidades, todas sus dimensiones aritméticas y su capacidad de comunicación, varían de la primera impresión virtual.
Dos técnicos del ayuntamiento y de la entidad bancaria, completaron el jurado que después de casi dos horas pudimos emitir el fallo.
Siempre es de agradecer el ser invitado a formar parte de un jurado en el ámbito de tu profesión; muchas otras veces he sido participe de esas ilusiones en defender mi obra en tal o cual certamen regional, nacional o internacional; en alguna ocasión he podido brindar con el premio, en otras la desilusión ha trascendido hasta ni siquiera estar seleccionado Cuantas anécdotas en diferentes circunstancias
La sensación íntima para discernir entre el bien y el mal, entre una estética, una técnica, materiales, tendencias, siempre es muy arriesgada.
Anteayer en Valladolid, compartimos con los ceramistas de ACEVA dudas y experiencias, café y mesa redonda, de premios, de arte, de cerámica, de lo de siempre, de artesanía, de los críticos, por suerte no pensábamos todos igual.
Es de agradecer que todo este tipo de actividades, promovidas principalmente por ceramistas, sean un paso adelante en este desconocido mundo del barro.
Mientras tanto nosotros seguimos disfrutando.
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