Un día en los Boy Scouts.
Con motivo de la exposición que celebra los 100 años de Scouts en Aragón, he descubierto un poco más de este movimiento, a la vez familiar para mí.
Mi abuelo materno ya aparecía como socio protector en 1929.
Mi madre a los 10 años.
Mi padre, el mas alto del centro, a los 11 años.
Con mi primo Juan a los 7 años. 1965.
Mi primer y último día de explorador, los pies en posición ordenada con mis botitas y los calcetines blancos al tobillo, rodillas juntas, pantalón a estrenar, vaquero de dos colores con la raya de la plancha. Cinturón de boy scout por fuera de las hebillas del pantalón con la navaja colgando a la derecha y el pito colgando a la izquierda ( para usar en caso de extravío o emergencia). Camisa gris de boy scout, la mochila bien agarrada para que no se escape, la boina y esa mirada de incógnita total. La foto en el parque grande de Zaragoza.
Aún recuerdo aquel día de excursión desde la Iglesia de San Antonio a la Quinta Julieta (casi tan larga como de mi casa al punto de salida). El almuerzo fue junto al rio Huerva, de repente las aguas comenzaron a teñirse de rojo...pequeños remolimos de agua y rumores mas o menos vociferantes alertaron mi curiosidad...Uno de los integrantes del grupo, descalzo en el río, había pisado un vidrio roto, la sangre manaba a borbotones, rápidamente fue asistido y trasladado al punto médico para su curación. Aquello me impactó. Ese fue mi primer y último día de scout.
¡Allí estaba! En la exposición, ¡mi foto!, para dar fe de mi participación en la historia de Scouts en Aragón.
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