Alfarero o agitador cultural.

El domingo se clausuró la exposición “Alfar Mudéjar” en Tarazona, aunque en la conferencia final estuvimos “en familia”, hay que contabilizar 1787 visitas, casi 700 de ellas han sido escolares de la ciudad. Todo un éxito poder llegar a transmitir sensaciones cerámicas a tantas personas.

Hace días que me siento menos “alfarero” y más “agitador cultural”.

La realidad es que los talleres de cerámica, si sólo nos dedicáramos a crear y producir piezas en el taller, llegaría un momento de colapso total en los espacios de almacenaje.

En los tiempos actuales, la venta y compra de cerámica, su conocimiento y reconocimiento cultural y social, está bajo mínimos.

La labor del alfarero, amante de su vocación, está en comunicarse con la sociedad y el público que le rodea. Si no lo puede hacer con las manos (con sus piezas), lo tendrá que hacer con gestos, con la palabra, con imágenes, con las nuevas tecnologías, con el juego,…

Hoy mi alfarero interior se ha convertido en un dinamizador de la cultura cerámica, tan arraigada a nuestra historia, tan necesaria para jugar con el barro y conocer la tierra.

¡Seguiremos adelante!