Fin de agosto, 1º de septiembre.
Para mí casi siempre es un placer la vuelta a la rutina, al ritmo diario, al madrugón y a las horas de taller.
En agosto es complicado trabajar, tener encargos y recibir llamadas de clientes.
España está de vacaciones; empresas, tiendas, futbolistas y políticos bajan la persiana.
Hay que dar paso a las terrazas, los chiringuitos, las fiestas de pueblos y las carreteras concurridas.
Por fin comienza septiembre, lástima que el día comienza a acortar.
Las cintas también alcahuetean el paso de los turistas.
Los Howazas nos han ofrecido un concierto fantástico, de fiestas, de teloneros,…
David Echevarria en su alfar de Naval también brinda por agosto, algún turista curioso, medio perdido, descubre el fruto de sus manos.
Una escapada al pirineo siempre es recomendable, aunque sea en agosto.
Ya he cargado las pilas, gracias al sol, a los tábanos y al arte románico.
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