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fernandomalo

Entre la Jacetania y la Hoya de Huesca.

Entre la Jacetania y la Hoya de Huesca.

Entre la Jacetania y la Hoya de Huesca un grupo de caballos dispersos junto a la soledad de la intransitada carretera, como un imán otoñal, nos ha hecho reducir la marcha hasta detener el coche en medio del estrecho y bacheado pavimento de grises infinitos.

A la curiosidad de nuestro ruidoso vehiculo, de repente, poco a poco han ido acudiendo, paso a paso, equinos machos y hembras, alguno con cencerro, dispuestos a ser acariciados, a enseñar los dientes, a relinchar, a mostrarnos su belleza, la de sus melenas, sus miradas.

A veces viajamos demasiado deprisa por la vida, sin mirar a los lados, sin percibir la belleza del paisaje que nos rodea.
Hoy sin horarios y sin prisas, nos hemos dejado llevar por caminos desconocidos y el azar nos ha invitado con sorpresa a detenernos.
Los caballos han venido hasta nosotros, a compartir su belleza, su lenguaje.
Si nos detuviéramos más a menudo en la autopista de la vida, seguro que encontraríamos historias, animales, personas… que se acercarían a nosotros para compartir el camino.

3 comentarios

Fernando -

Gracias compañeros, a ver cuando tenemos oportunidad de vover a cruzarnos en el camino.
Un abrazo

Antonio -

¡Qué bonita esta historia de caballos y autopistas!
¡De caminos y caricias!

Guillermo -

Qué razón tienes, Fernando. Nuestra velocidad (¿para qué?) impide contemplar tanta poesía que está allí, esperándonos...