Alfar Mudéjar siglo XXI. Catálogo. Texto José Félix Méndez.
Fernando Malo y la tradición
La implantación y desarrollo de la industrialización en este país supuso la decadencia y eliminación casi total de los procesos de producción artesanales tradicionales, de tal forma que los que no desaparecieron quedaron tan sólo en actividades marginales orientados como única posibilidad de pervivencia al mercado turístico, lo que de alguna forma pudo considerarse un renacer de la actividad artesanal, pero perdiendo la verdadera esencia de su ser.
Algunos artesanos se aferraron al ejercicio de su trabajo, en la mayoría de los casos heredado de sus antepasados de generación en generación, con un admirable heroísmo y un aceptado dolor sabiendo que con ellos se acababa tradición y oficio, pero también con el desasosiego de sentirse abandonados por quienes tenían la responsabilidad de proteger y estimular el mantenimiento y desarrollo de un saber y un vivir preservado y enriquecido por siglos de ininterrumpida actividad.
Grandes artistas como Picasso o Miró conectaron en algún momento de su evolución artística con la alfarería tradicional para, partiendo del conocimiento de sus diferentes técnicas, descubrir a través de ellas nuevas formas de expresión que abrieron cauces casi ilimitados a su capacidad de creación. Y como ellos, jóvenes artistas, en los años setenta, orientan su actividad creadora hacia el conocimiento y asimilación de las tradiciones artesanales revitalizándolas e introduciéndolas de lleno en los ámbitos del arte.
Fernando Malo es uno de estos valientes artistas que hicieron de la tradición artesanal la razón esencial de su trabajo con la arriesgada elección, en ese momento, de identificar artesano y artista, completando su formación académica con el conocimiento directo de los métodos de trabajo de algunos alfares aún vivos, tanto en la península como en el norte de África.
Pero también adentrándose en el análisis de la alfarería histórica aragonesa y experimentando con sus diferentes procesos de producción consigue dotar a sus creaciones de un especial y determinante valor de identidad convirtiéndose así en un impecable continuador de esa tradición y un maestro para posteriores generaciones.
Ese amplio conocimiento del trabajo que los alfares aragoneses han llevado a cabo a lo largo de los siglos, esencialmente a partir del siglo XIV, le ha permitido orientarse profesionalmente con una proyección que amplía su labor de ceramista, hacia la colaboración con otros profesionales en la restauración de los edificios más emblemáticos de nuestro patrimonio arquitectónico.
Tomando como referencia los modelos históricos conservados en los arrimaderos, zócalos, suelos y decoraciones de los edificios realiza perfectas réplicas con las que ha sido posible restituir y poner en valor elementos o conjuntos cerámicos sin que las aportaciones nuevas perturben o desequilibren la armonía del conjunto.
En este quehacer vinculado con la restauración del patrimonio histórico Fernando Malo ha ido más allá del propio de la reproducción de elementos antiguos dando a su actividad una dimensión experimental para, a partir de diseños, materiales y colores pervivientes, realizar nuevas formas evocadoras de su origen histórico pero totalmente incardinadas en el panorama actual de la creación cerámica.
Así, la ancestral fusión de tierra, agua y fuego, en las manos de Fernando Malo es fusión también de la herencia del pasado y la latente expresión de una vocación creadora que abre perspectivas inéditas y horizontes esperanzadores al desarrollo y evolución del arte de la alfarería desde la esencia misma de la tradición y el amor al oficio elegido, desde la experimentación y el conocimiento, desde la identificación de alfar y taller, en definitiva, desde la unidad de hombre, artista y artesano manifestándose en el objeto creado.
José Félix Méndez
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