Flor y jarra de compañía.

Después de decidirme a cortar esta magnífica flor, estuve un largo rato buscando, probando el jarrón adecuado, al final dí con esta pieza de Juan Jiménez que estaba sosteniendo telarañas encima de la estantería de los pirómetros.

Varios ceramistas, entre ellos Juan colaboraron con una jarra en la exposición que presenté en el Museo de Zaragoza en 1988 “Murales y Jarras”, es una de las exposiciones que recuerdo con mas placer.

La forma de la Jarra siempre ha sido y es mi favorita en la interpretación de la cerámica histórica, tradicional e utilitaria. Se puede crear de formas infinitas, cada centro alfarero, cada artista, cada civilización la han interpretado de manera diferente.

Mi modesta colección de jarras recopila piezas de colegas que me han regalado o intercambiado, jarras de amigos que me traen de sus viajes, otras que he comprado en diferentes alfares y alguna jarra de mis propias manos.

La personalidad de una jarra se puede apreciar en el diseño y tamaño de su pico o boca para verter el preciado líquido, en la forma y colocación del asa que acompañara la caricia firme de la mano.

En este caso la jarra ha servido para recibir una flor, se ha creado una escultura viva y perecedera, durante estos días es nuestra compañía en el taller, de la mesa a la estantería, el fin de semana lo va a pasar en la mesa de la cocina.

Me parece increíble que algo tan sencillo pueda crear estética, placer y compañía.