Cocción para la María.
María Gaudó, vecina de San Mateo, amiga desde mi llegada a este pueblo hace más de 25 años, artesana habilidosa, amante y apasionada del barro.
Como hace veinte años, hace unos días me pidió una barra de arcilla, de vez en cuando le preparo algún bote de diferentes engobes coloreados, una buena disciplina, lo creativo lo pone ella.
Antes de mí ya era ella, el barro y sus inquietudes ya existían.
Cursillos, cocciones, meriendas y charradas, me han demostrado que María ha sido y es una maestra del barro que sabe contagiar y compartir.
Sus benditeras se han modelado con un sello personal, muy reconocidas en su entorno, también casas, torres de iglesias, paisajes, siempre dando suelta a su imaginación.
Ayer le cocí sus últimos trabajos, como casi siempre para rastrillos de beneficencia, María ya cumplido más de ochenta años, hoy además de llevarle a casa las piezas cocidas, hemos estado de conversación, sus huesos están un poco fastidiados pero su mente está totalmente creativa, sus ganas sin límites.
Las piezas entre periódico y cajas de cartón llegan a mi taller milagrosamente enteras para introducirlas en el horno que les da la vida.
Esta vez ha preparado unos belenes impresionantes, cada vez que cogía entre mis manos la burra o el buey del portal, mi percepción y energía íntima se regocijaban en el goce del compartir.
Foto: Figuras recién sacadas del horno y agrupadas.
0 comentarios