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fernandomalo

Slim.

Slim. Slim, es un chaval de 14 años. Está como alumno adoptado en el centro de cerámica donde estamos; desde el primer día me está diciendo que lo lleve a España.
Al segundo día, descubriendo su mirada comencé a planteármelo.
Apareció por esta escuela de cerámica cuando tenía 11 años vendiendo el pan que hacía su abuela con la que vive.
Enseguida comenzó a tocar el barro y descubrió sus actitudes para el modelado y el torno. El primer día comenzó a tornear cuando todos nos íbamos, los siguientes días rondaba junto a mí sin parar de mirarme y pedirme ánimos. Todas las lecciones las aprende rápidamente, hacer vasos, cortar con un hilo, poner asas, pintar,…
Deambula entre las clases y siempre dispuesto a recibir órdenes, a ayudar o limpiar.

Slim con grandes problemas en su familia, dejó la escuela, allí, en su barrio de gente marginada, rodeado de futuros tristes.
Slim sólo habla árabe, ya le he dicho que comience a prender español. Si continúa esforzándose y trabajando le he prometido acogerlo una temporada el año que viene en mi taller.
Con el director del centro, que es como su padre (como dice él), buscaremos la posibilidad de que siendo menor pueda viajar a España.

Slim no tiene muchas zapatillas en su habitación, ni bicicleta, ni moto, ni mp3, ni móvil, ni portátil, ni casi nada material, pero su sonrisa adolescente está llena de ilusión.

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