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Artículo. El Comercio. Avilés.

Artículo. El Comercio. Avilés.

El Certamen San Agustín de Cerámica acoge obras realizadas por 9 artistas internacionales que se congregaron en esta mágica localidad portuguesa La exposición reúne más de noventa piezas, con distintas técnicas y tendencias

>Desde el pasado jueves hasta el próximo 13 de setiembre, Avilés alberga el Certamen San Agustín de Cerámica, impulsado por el Ayuntamiento y coordinado por Ramón Rodríguez, que en esta ocasión han traído a Asturias 90 piezas realizadas en Boassas (Portugal) durante los II Encuentros Internacionales de Ceramistas celebrados recientemente en esta pequeña localidad.

Con esta duodécima edición, el Certamen San Agustín se consolida como uno de los más veteranos del circuito nacional y, sin duda, uno de los más fieles a sus planteamientos iniciales, puntual cada temporada para desarrollar intervenciones que alternan lo local y lo internacional reivindicando un mejor tratamiento para este arte con mayúsculas.

Herencias, tendencias

La exposición, comisariada por Manuel Cerveira, presenta distintas técnicas y tendencias donde se equilibran tradición y contemporaneidad. Los artistas representados son los portugueses Sofía Beça y Heitor Figueiredo, los españoles Jesús Castañón, Myriam Jiménez, Fernando Malo, Xavier Montsalvatge, Juan Ortí y Juan Luis Tortosa y el alemán Thomas Weber, todos de reconocido prestigio y con grandes premios en su haber, que lograron implicar a los habitantes del pueblo en esta aventura creativa.

No en vano, la colaboración ciudadana es uno de los valores más destacados por el comisario de estos encuentros de Boassas, donde se retrocedió en el tiempo llegando «hasta aquella época en la que el arte era ritual y magia». Durante doce días, entre música y risas, los niños, mujeres, pequeños comerciantes, agricultores y artesanos contemplaron a los artistas durante su trabajo, en otra innovación en la historia de este pueblo milenario que vive y siente la cerámica desde hace cuatro siglos.

La herencia histórica, según Cerveira, se percibe en esa comunión de ceramistas españoles y portugueses, ya que «por un período de cerca de cuatro siglos Boassas fue una aldea de frontera de Al-Ándalus», lo que se armoniza perfectamente con los ritmos formales y los valores plásticos de las piezas expuestas. «Por eso», señala el comisario, «reclamamos y afirmamos la herencia del Al-Ándalus, de ese legado, no sólo de arte sino también, y sobre todo, de humanidad, de un tiempo muy lejano pero no olvidado, memoria de una civilización esplendorosa, en que la belleza era la ’qibla’, la dirección de las miradas y de las intenciones».

La homogeneidad y la empatía fueron las claves de este entusiasta trabajo en grupo cuyos resultados, perfectamente constatados en esta exposición de Avilés, demuestran que lo bien hecho, bien parece, y que el arte de la cerámica debe ser considerado definitivamente como ’mayor’, al margen de cualquier arquetipo o sentido dogmático.

No en vano, a través de estos nueve artistas se pueden analizar en la visita a la exposición diversas metodologías y tendencias estéticas.

Fernando Malo colaboró para la realización de sus obras con el artesano local Rui Teixeira, fundiendo los paisajes de Boassas con la tradición del metal en el pueblo, para desarrollar piezas que simulan añejos contenedores. Sofía Beça también presenta formas de planteamiento realista, combinando el juego textural y el análisis volumétrico.

El asturiano Jesús Castañón, en sus piezas rojizas, ofrece metáforas dedicadas al color de la tierra, con formas esféricas que se alternan con cortes y ritmos secuenciales.

Con más sentido constructivo se plantean las ’ciudades’ de Xavier Monsalvatge y los ’jardines’ de Myriam Jiménez, a través de colores terrosos y formas muy suaves, entre el sentido lúdico y la simulación arquitectónica.

«Milimétrico y minimal» es, según el comisario, el trabajo de Juan Ortí, de formas cilíndricas y superpuestas, en distintos formatos. En cambio Heitor Figueiredo abandona su habitual temática ’arquitectónica’ con la ironía y el humor como compañeros de viaje para desarrollar series de motivos zoomórficos y sentido orgánico, mostrando una estética casi precolombina.

Juan Luis Tortosa se muestra, si cabe, como el participante con mayores guiños expresionistas, entre figuras imaginativas. Finalmente, Thomas Weber alterna continentes y contenidos, apostando por el misterio

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